Voluntarios barren el lodo de una calle de Masanasa, en Valencia.Ana Escobar
Dos semanas después de la tragedia, decenas de localidades valencianas siguen teñidas de marrón. El lodo, mezcla de tierra y agua, ha cubierto todas las calles de los territorios que fueron duramente golpeados por la DANA el pasado 29 de octubre, cuando las precipitaciones y especialmente las inundaciones arrasaron con todo lo que encontraron a su paso. Miles de vecinos afectados y voluntarios han tratado tras ello de hacer desaparecer todos los restos que aun perviven de la tragedia, pero debido a la inmensidad del problema, lo cierto es que el lodo sigue siendo uno de los grandes protagonistas de la catástrofe.
La Generalitat, de hecho, situó este lunes la retirada de este material como la prioridad absoluta en este momento, una cuestión que también ha sido atendida por el Gobierno central, que anunció la aprobación de un plan de acción contra el lodo con una dotación de hasta 500 millones de euros. Ello con el objetivo de poder retirar todos los restos acumulados y reparar las redes de agua de todos los municipios afectados.
La realidad en la zona de la tragedia es que muchos, desde el primer momento, han tratado de aliviar las calles arrojando todo el barro sobre el alcantarillado, algo que ahora amenaza con colapsar el sistema, impedir que circulen las aguas y producir complicaciones de salubridad. «Lo que ocurre con el lodo son dos problemas, uno de carácter físico y otro sobre las sustancias que contiene», explica a 20minutos Adrián Barbero, docente y director del Instituto de Investigación en Cambio Global (IICG) de la Universidad Rey Juan Carlos.
«Por un lado el problema físico es cuando se va secando. El lodo, cuando va perdiendo el agua, se convierte en una estructura muy plástica, como si fuera una plastilina o barro de un alfarero, que resulta muy complicado de mover porque pesa mucho. Es muy invasivo y una vez que se seca se convierte en una piedra muy dura, de manera que ahora se pueden taponar todas las tuberías y cañerías», expone Barbero, quien asegura que la llegada de lluvias esta semana podría llegar a rebajar el lodo, aunque ello depende de la fuerza de las precipitaciones: «Si vuelve a llover con mucha intensidad, se acentuará el problema».
Como asegura, el lodo, además, puede pasar por tres estados distintos, uno más acuoso, una fase intermedia en la que se va endureciendo y una tercera en la que ya está completamente duro. En cualquier caso, el lodo «siempre es complicado de quitar», comenta Barbero, aunque especialmente cuando ya se solidifica: «Necesitas maquinaria pesada, necesitas agua a presión, lo más fácil sería retirarlo cuando está en una fase más líquida, pero eso no quiere decir que aún así sea fácil, si lo mueves cuando está en una fase intermedia tiene mucha agua y todavía pesa mucho…».
Sobre eso mismo ha alertado esta semana el departamento de urbanismo del Ayuntamiento de Massanasa. A través de sus redes sociales, han advertido precisamente del peligro de que el lodo se seque por completo, por lo que han recomendado agua a presión para poder disolverlo y, después, verterlo en los sitios que se han acondicionado para ello. «Si se hubiera dejado reposar el agua dentro de los edificios y asentarse con el lodo, se podría haber movido de forma más sencilla y rápida», han llegado a explicar sobre el hecho de que la gente retirara el lodo rápidamente de sus viviendas. El Consistorio, además, ha recomendado a los vecinos el uso de carretillas y palas para extraerlo.
«Lo prioritario en este momento es atender los sistemas de alcantarillado», asegura por su parte Barbero. El experto entiende que debido a la «falta de herramientas» la gente haya retirado el lodo como haya podido, vertiéndolo así sobre los desagües, pero aclara que, al no saber «cuándo y cómo» quitar esos restos, los vecinos han podido ser quienes creen ahora un problema: «Hay que evitar que las cañerías se colapsen, porque ahora si se taponan es muy difícil eliminarlo y si tienes eso taponado tienes un problema grave».
En este sentido se expresó también hace días Enrique Cabrera, vicepresidente de International Water Association y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, quien señaló que las «dificultades» para evacuar las aguas residuales pueden suponer un «riesgo grave» de salud pública: «Los tubos de alcantarillado en algunas poblaciones se han estado utilizando para meter barro y cualquier cosa que hubiera en las calles dentro. El problema es que ese barro se solidifique en los colectores que son los que evacúan en muchos casos las lluvias».
«Habrá un esfuerzo muy importante para desobstruir esos colectores, pero lo que no podemos permitir es que el agua residual se quede dentro de los pueblos. Tenemos que evacuarla», insistió Cabrera. «Lo importante es la maquinaria y las bombas potentes», reclama en este sentido Barbero: «Es muy importante que los sistemas no se colapsen».
El lodo, un colector de «todo tipo de sustancias»
Además de seguir enfangados, las decenas de localidades afectadas tratan desde hace dos semanas de solventar precisamente los problemas de salubridad que puede traer el lodo. Como indica Barbero, la presencia de lodo en las cañerías puede generar muchos problemas en los sistemas de alcantarillado y de desagüe de aguas. Y además, en estos lodos, pueden quedar todo tipo de moléculas tóxicas: «El lodo funciona como una especie de colector de todo tipo de sustancias dispersas que se pueden convertir en un problema muy complicado».
«Todos estos lodos captan todas las moléculas tóxicas que pueden estar en el agua. Van captando todas las micropartículas de tal manera que su toxicidad química es muy elevada y con ello queda un lodo tóxico. Una vez que se seca empieza a romperse en partículas que empiezan a subir a la atmósfera y estas pueden ser muy contaminantes», explica Barbero.
Además de los problemas respiratorios asociados, como tos o dificultad para respirar, motivo por el que las autoridades han pedido que se utilicen mascarillas, en estos lodos tóxicos se pueden concentrar bacterias como por ejemplo la salmonella o la E. coli. «Son microorganismos que pueden afectar a las personas que están tocando lodo o sacando lodo, bien porque tocan algo y luego se llevan las manos a la boca o porque manipulan alimentos», comenta al respecto María Velasco, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y presidenta del Grupo de Estudio de Patologías Importadas.
Como detalla Velasco, estas bacterias producen diarreas o gastroenteritis y pueden ser especialmente graves en el caso de contar con las defensas bajas. Por ello, incide en el hecho de que ante el lodo es realmente crucial lavarse las manos y las uñas en todo momento. Además, hay otras infecciones que se pueden producir «por tocar el lodo directamente», como puede ser el caso de la leptospira, una bacteria que produce «fiebre y malestar», aunque la experta señala que se puede tratar con antibiótico.
La semana pasada, Salud Pública notificó de hecho dos casos probables de esta infección en dos voluntarios que habían acudido a Valencia y, con la situación que pervive 15 días después en la provincia, las autoridades no descartan que se puedan producir más casos. «En los casos más graves puede producir incluso daño renal y hepático», explica la portavoz de la SEIMC.