En la actualidad, cada vez se habla más de la importancia de cuidar nuestra salud mental desde todos los ángulos. En el trabajo, el bienestar laboral se traduce en empleados más comprometidos, alegres y productivos, lo que a su vez conduce a un mejor desempeño. Con todo esto, invertir en el bienestar de la plantilla parece muy rentable, pero ¿cómo pueden las empresas reforzar esta compleja variable?
En este sentido, AENOR, la entidad líder en generación de confianza en España, ha desarrollado un nuevo esquema de certificación impulsado por la publicación de la Norma UNE-ISO 45003. La certificación de AENOR de ‘Gestión de los riesgos psicosociales en el trabajo’, facilita a las empresas un consenso internacional para demostrar confianza a sus trabajadores a través del compromiso con la salud y el bienestar psicológico.
Esta certificación analiza todas las fuentes de origen de los riesgos psicosociales existentes en el lugar de trabajo, la puesta en marcha de acciones para controlarlos y la valoración de su eficacia. Carolina Soto, mánager de Sanidad, Seguridad y Salud de AENOR, describe así el objetivo general de esta norma: «Su propósito es impulsar un enfoque más estratégico por parte de las organizaciones en la gestión de estos riesgos, extendiéndose más allá de lo que tradicionalmente gestionan las áreas de seguridad y salud o de gestión de personas».
Esta solución de AENOR se suma a las iniciativas incluidas en la Plataforma de Confianza ‘Fomentar la seguridad y salud en el trabajo’, reforzando así el compromiso de las organizaciones con el cuidado integral de sus empleados.
Ventajas de la certificación
Como hemos visto, esta certificación representa un avance significativo en la gestión de riesgos psicosociales en el ámbito laboral y sus ventajas marcan la diferencia. En primer lugar, genera confianza tanto entre los empleados como entre otras partes externas interesadas, demostrando el compromiso de la organización con la salud y el bienestar psicosocial de su personal.
Asimismo, proporciona seguridad a las organizaciones al garantizar que están aplicando las mejores prácticas y recomendaciones para la gestión de riesgos psicosociales. Esto también ayuda a prevenir problemas futuros y a crear un entorno de trabajo más estable y productivo.
Otra ventaja importante es que demuestra ante la sociedad el compromiso de la organización con la salud psicológica de los trabajadores, especialmente en un contexto en el que la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la importancia de cuidar la salud mental en el lugar de trabajo. Al integrar las recomendaciones de la Norma UNE-ISO 45003, esta solución aporta valor en los procesos de gestión de la prevención y la salud en general. Esto permite a las organizaciones realizar un análisis de riesgos específico e integrado con la estrategia de la entidad y alineado con su cultura de seguridad y salud.
Además, Soto destaca que esta certificación comparte un enfoque metodológico proactivo «que va más allá del simple cumplimiento reglamentario». Así, las organizaciones pueden abordarlos de manera más efectiva.
Este certificado genera confianza tanto entre los empleados como entre otras partes externas interesadas
El proceso de auditoría
Para obtener la certificación de AENOR, las organizaciones deben pasar por un proceso de auditoría que verifica cómo abordan la gestión de los riesgos psicosociales en cuatro fases clave.
En la primera fase, se realiza la identificación de factores relacionados con los riesgos psicosociales en el entorno laboral. Esto implica examinar diferentes aspectos como la organización del trabajo, las relaciones sociales que existen y el entorno laboral en general. Es crucial abordar estos factores de manera integral a través de encuestas y entrevistas realizadas a los trabajadores, grupos de discusión o análisis de accidentes de trabajo, entre otros.
Una vez identificados los factores, se procede a la segunda fase: el análisis de datos y evaluación. En esta etapa, se recopilan y analizan datos relevantes relacionados con los riesgos psicosociales identificados. Esto puede incluir datos cuantitativos y cualitativos, así como la apreciación de la magnitud y de la frecuencia de los riesgos.
La tercera fase implica la elaboración de un plan de acción. Esto incluye la definición de medidas preventivas y correctivas específicas que se implementarán para mitigar los riesgos y promover el bienestar psicosocial de los trabajadores. Algunas de ellas pueden ser: la mejora de los canales de comunicación o el establecimiento de medidas de conciliación y beneficios.
Finalmente, en la cuarta fase, se evalúa la eficacia de las medidas implementadas. Esto implica monitorear y evaluar regularmente la efectividad de las acciones tomadas para abordar los riesgos psicosociales.
Debido a las características del esquema de certificación, la auditoría se llevará a cabo no solo a través de la revisión documental, también realizando entrevistas a trabajadores y responsables implicados y una observación directa mediante vistas de campo.
Así lo explica Carolina Soto: «Para asegurar el éxito en cada una de estas fases, es vital que el sistema de gestión incluya procesos de apoyo como liderazgo, asignación de recursos, y consulta y participación activa de los trabajadores».
Con todo esto no cabe duda: invertir en la salud mental de los empleados no solo es una responsabilidad ética, sino que también es una estrategia empresarial inteligente. Al priorizar el bienestar psicológico de los trabajadores, las organizaciones no solo mejoran la calidad de vida de su personal, sino que también fomentan un entorno laboral más productivo, resiliente y humano en el que todos pueden prosperar.