La Unión Europea empezará este martes las negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte después de lustros de retrasos, bloqueos y vetos. El lunes, el Coreper, los embajadores de los 27 en Bruselas, ha llegado por fin a un acuerdo para empezar inmediatamente las conversaciones, empezando por una Conferencia Intergubernamental al máximo nivel.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se reunirá con el primer ministro albanés, Edi Rama, y su homólogo Dimitar Kovaevski, y comparecerá junto al primer ministro checo, Petr Fiala, para escenificar el banderazo a un proceso que debe llevar a evaluar la capacidad de ambas aspirantes a asumir el acervo comunitario. Un proceso, sin embargo, que todavía puede llevar muchos años y que requiere una unanimidad total.
«Es un momento histórico», ha celebrado la embajadora checa, Edita Hrda, cuyo país preside el Consejo de la UE desde el 1 de julio. «Histórico: el Coreper acaba de aprobar por unanimidad el inicio de las negociaciones de adhesión. Las Conferencias Intergubernamentales comenzarán mañana por la mañana. La política de ampliación vuelve a la normalidad con Europa redescubriendo su confianza en sí misma», se ha sumado el embajador lituano, Arnoldas Pranckevicius.
Las últimas semanas han sido muy intensas en el continente. En mayo, Ucrania, Georgia y Moldavia pidieron formalmente el inicio de conversaciones, y cuando el Consejo Europeo dio luz verde hace apenas unos días a sus aspiraciones, concediendo el estatus de país candidato (no a Georgia todavía, pero esperan que pronto), las que llevan años en la lista de espera, se enfadaron. Albania pidió ser miembro de la UE en abril de 2009 y recibió el estatus de candidato en junio de 2014. Macedonia del Norte, por su parte, fue declarada país candidato en diciembre de 2005 pero el bloqueo ha sido perpetuo, primero por parte de Grecia y después de Bulgaria, por cuestiones de nombres, lenguas e idiomas.
En la última Cumbre en Bruselas, los líderes de ambos países fueron durísimos con las instituciones y las 27 capitales, acusándoles de dobles estándares, discriminación, cobardía y falta de visión. Sus críticas fueron públicas, agresivas, y forzaron que la UE rectificara, asumiera que debía dar respuesta y cambiara el ritmo. Todo estaba pendiente de lo que sucediera en Bulgaria, donde un Gobierno al borde de la caída era incapaz de llevar al Parlamento la iniciativa para levantar el veto. Durante meses Francia había estado ejerciendo de mediadora y puso sobre la mesa una propuesta polémica, denostada tanto en Skopje y Tirana, como en Sofía. Pero una propuesta que ha terminado saliendo adelante.
La oposición en Macedonia ha llenado las calles y boicoteado la votación, pero este lunes su Parlamento ha aprobado, con 68 votos a favor de un total de 120, el plan galo que permitirá empezar las negociaciones. A cambio, el país enmendará la Constitución para reconocer la existencia y derechos de la minoría búlgara (3.500 personas en una población de algo menos de tres millones) y aceptará una revisión anual por parte de Bruselas respecto a las relaciones con Sofía. El problema es que el cambio constitucional requiere una mayoría de dos tercios, y ahora mismo las cuentas no salen.
«Después de tantos años de espera con el estatus de candidato, sin que pasara nada, la votación final en el Parlamento de Macedonia del Norte ha abierto una puerta. Y mañana, la conferencia intergubernamental lanzará el proceso de negociación, un proceso largamente esperado. Estas son buenas noticias. No tenemos muchas buenas noticias, esta es una de ellas. Espero que esto aumente nuestro compromiso con los Balcanes», ha señalado el alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, antes de iniciar una reunión con todos los ministros comunitario del ramo.