Para muchas personas, la actividad física pasó a ser algo cotidiano y frecuente especialmente tras la pandemia y el confinamiento. Para la mayoría, practicar deportes se convirtió en una alternativa para aliviar el estrés y mantenerse saludable ante una patologías crónicas como hipertensión, diabetes, colesterol, etc.
Sin embargo, esa práctica deportiva muchas veces no se realiza con la indicación de un médico y es común en la gente salir a caminar, correr,hacer ciclismo o actividades de esfuerzo e impacto, con las mejores zapatillas, vestimenta, bicicleta, entre otros, pero desconociendo realmente cuál es el nivel de resistencia y capacidad que tiene, lo que representa un serio riesgo para la salud por las lesiones y consecuencias nocivas para la salud.
La medicina del deporte es una especialidad que estudia los efectos del ejercicio físico en el organismo humano, desde el punto de vista de la prevención y tratamiento de las enfermedades y lesiones.
Para el médico del deporte y traumatología deportiva, Carlos Fabián Ridolfo (MP-32128/0) que se incorporó recientemente al staff del Sanatorio y Clínica San Justo, la actividad física «se debe prescribir como si fuera un medicamento, de la misma manera que se indica un antibiótico para una infección de garganta. La medicina del deporte en general no está vista de la misma manera que otras ramas del sector sanitario, pero es muy importante porque uno de sus pilares es la valoración funcional de la persona para poder prescribir e indicar una determinada actividad».
Agregó que con dar consejos «no alcanza» sino que se deben buscar medidas que permitan mejorar de manera sostenible la salud de física y mental de las personas. «Una actividad física que no sea realizada de una manera pautada, regulada y controlada no brindará los beneficios que se necesitan para tener una calidad de salud y confort de vida», explicó Ridolfo.
Otro aspecto fundamental en esto es la prevención de las lesiones. El especialista explicó que no es lo mismo salir a correr porque me invitó un amigo, que hacerlo de manera pautada. «No se trata de calzarse las mejores zapatillas y salir porque no sabemos cuánto tenemos que correr, que intensidad, que tiempo, en qué superficie -asfalto o tierra-, cuál impacta menos en el cuerpo, etc. En el caso de tener alguna patología como por ejemplo hipertensión no tenemos la valoración para saber cuál es el límite de esfuerzo que no ponga en riesgo la salud».
Agregó que en el caso de la hipertensión «es importante hacer una consulta con el médico deportólogo o cardiologo , controlar la medicación, hacer pruebas como la ergometría o prueba de esfuerzo para saber cuál es la frecuencia cardíaca máxima y cuál es la que debería uno manejar en ese caso para poder hacer una actividad a un deteminado ritmo, intensidad, tiempo y frecuencia cardíaca».
Ridolfo remarcó que todas las características de la consulta «son las que servirán para que cada persona de manera individualizada pueda sacar provecho de la actividad que haga y se sienta mejor cada día a nivel de calidad de vida y salud».
«Hay que hacer actividad física, pero con una pauta, de una determinada manera, con una determinada intensidad y ritmo, de esa manera se le sacará el beneficio de una buena calidad de vida y salud, pasando por una valoración médica. Así como una persona compra unas buenas zapatillas o una bicicleta cara para hacer deportes, también tiene que tomar la decisión de ir al médico. El hecho de tener las mejores zapatillas no significa que vaya a tener la mejor calidad en la actividad física ni el mejor rendimiento si la valoración médica que se traduce en beneficio para la salud», remarcó el especialista.
«Hay que hacer actividad física, pero con una pauta», dijo el doctor Ridolfo
La ayuda de la tecnología
Con respecto a la ergometría, Ridolfo invitó a las personas a «sacarse miedos o tabúes porque no es solo una actividad que identifica patologías cardíacas, también se utiliza en el campo de la medicina deportiva para tener la valoración de cómo está funcionando cardiorrespiratoriamente el paciente para sacar información y brindársela para que pueda mantener un ritmo e intensidad adecuado en el ejercicio físico».
«Hoy en día una ergometría es simple, hay programas tecnológicos que ayudan, se pueden hacer tanto en cintas rodantes como en bicicletas y con ese tipo de estudios vamos a tener información necesaria para poder transmitirle al paciente de qué manera puede y debe realizar su actividad física», afirmó.
El cuerpo, un «auto» que necesita ajustes en el taller
El médico deportólogo no trabaja solo, como en cualquier rama de la medicina el abordaje del paciente se realiza de manera interdisciplinaria y holística en el que intervienen otros profesionales como cardiólogos, traumatólogos , nutricionistas, endocrinólogos, psicólogos, etc.
El doctor Ridolfo realizó una comparación del cuerpo humano con un auto y al médico deportólogo como el «taller» donde ese vehículo recibe los «ajustes» -indicado por el equipo de especialistas- para poder funcionar de manera óptima o saludable.
«A una persona que nació en 1969 la podemos comparar con un auto que sea de ese mismo año, en su momento fue 0KM pero con el transcurso del tiempo fue teniendo su desgaste, se le fue haciendo su mantenimiento pero tiene su desgaste», ejemplificó.
Amplió diciendo que hoy en día «es un ‘auto’ que está bien de chapa, pintura, la luces funcionan más o menos bien, los neumáticos tienen un cierto desgaste al igual que el motor y otros detalles. Supongamos que esa ‘persona auto’ tiene que viajar todos los días a trabajar a Devoto, siempre lo hace a 80 kilómetros por hora pero hay determinados momentos y cirscunstancias que hacen que deba hacerlo a 120 kilómetros por hora, por urgencias, trabajo, etc.
¿Qué pasa entonces con esta situación?. «El ‘auto’ va a resistir algunos viajes -dijo el médico- pero no sabemos cuánto tiempo más podrá viajar a esa velocidad sin tener consecuencias, en algún momento los neumáticos y los amortiguadores se van a gastar mas de la cuenta, consumira más combustible, más aceite, hay piezas que se desgastan, otras que hacen más ruido», graficó Ridolfo.
Continuando con su comparación dijo que ese «auto» antes de hacer esos viajes «debería haber pasado por un taller para saber en qué condiciones está, qué ajustes hay que hacerle y que necesidades tiene . Con el cuerpo pasa lo mismo, no podemos pasar de tener un ritmo habitual y sedentario y de repente salir a correr o andar en bicicleta y exponer al cuerpo a esfuerzos desmedidos y frecuencias cardíacas elevadas».
«Antes de hacer toda esa exposición del auto o del cuerpo, deberíamos pasar por el taller, en este caso por el médico deportólogo y los otros especialistas que trabajan con él, para hacer una valoración funcional, hacer estudios y ajustar lo que se tenga que ajustar y con todo eso, entonces si hacer la actividad, sabiendo que el cuerpo está listo», recomendó.
Además de ser médico deportólogo, Ridolfo también es ecografista musculoesquelético, realiza pruebas de esfuerzo y revisiones deportivas, además de tratamientos de medicina regenerativa con células madre y plasma rico en plaquetas. Recibió su matrícula en la Universidad Nacional de Córdoba y vivió durante catorce años en España donde se formó y realizó la residencia en la especialidad de Medicina del Deporte y Traumatología Deportiva en la Universidad de Barcelona, España; trabajó en diferentes clínicas privadas y hospitales de la comunidad catalana. En Córdoba se desempeña en el Centro Integralis.