Cuando Luis Suárez festeja un gol, le da un beso a la alianza de matrimonio que lleva en la mano derecha y luego a tres dedos, que más tarde levanta, en alusión a Delfina, Benjamín y Lautaro, sus hijos con Sofía Balbi. Lo que muchos no saben es que Sofía, además de ser su pareja desde que eran apenas adolescentes, es una poderosa razón detrás del éxito del delantero, el motivo que lo llevó a saltar de las inferiores del cuadro uruguayo Nacional a Países Bajos cuando apenas tenía 18 años y de ahí en adelante a la conquista de Europa.
Luis tenía 15 años y Sofía estaba a punto de cumplir los 13 cuando se conocieron. Para ese entonces, según los relatos del futbolista, ni estudiaba ni era aplicado con el fútbol. Jugaba con displicencia en las inferiores de Nacional, donde a los 14 ya le habían dado un ultimátum: o cambiaba su actitud y mejoraba su desempeño o ya no había lugar para él en el equipo.
Su familia luchaba para poder sostenerse económicamente y la hoy estrella de la selección, mientras tanto, trataba de conseguir algo de dinero cuidando coches con su abuelo y juntando tarjetas telefónicas usadas y vacías que compraba un hombre al que conocía.
Entonces llegó Sofía a su vida y, tal como contó en una entrevista reciente en Canal 10, le puso «los pies en la tierra». «Yo no estudiaba, había dejado el liceo y ella me obligó a estudiar y me hizo pasar de año», recordó el máximo goleador de la celeste, que podría disputar en Qatar su último mundial. Sofía no se convirtió solo en su novia. También se convirtió en su guía.
Pero entonces llegó la mala noticia: por el año 2002 la joven se iba con su familia a vivir a España, en busca de mejores oportunidades económicas mientras Uruguay atravesaba su peor crisis económica de las últimas décadas. Suárez recuerda cada detalle de la separación. «La noche anterior lloramos toda la noche», contó en esta entrevista.
En ese entonces, las llamadas de teléfono eran caras. Pero lograron seguir comunicándose. La relación no se enfrió. Un día ella lo llamó y le dijo: «Si no venís en diciembre, lo dejamos. Yo no puedo aguantar más».
El problema era, por supuesto, el dinero; pero Suárez lo consiguió y la fue a visitar. Esa fue su primera vez en Europa, en una ciudad que años después conquistaría: Barcelona.
Suárez sabía que la única forma de estar más cerca de Sofía era irse a Europa. Y por eso aceptó cuando le hicieron una oferta desde el Groningen, un cuadro holandés que hasta entonces le era desconocido. Lo que le importaba es que Holanda quedaba más cerca que Uruguay de España. “Tomé la decisión de que también estaba Sofía ahí cerca y era un paso importante para estar con ella», recordó.
Ella, aún menor de edad, se fue con él y en 2009 se casaron en Ámsterdam. No se han separado más.
Una trayectoria futbolística sin igual
Ahora Luis Suárez reconoce cómo la experiencia de Holanda lo formó. «Lo mejor que te puede pasar es irte de Sudamérica, irte a jugar a Europa, a Holanda. Es la mejor escuela», recordó recientemente.
En el Groningen jugó la temporada 2006-2007 y luego siguió hacia el Ajax, donde rápidamente se convirtió en estrella y capitán del equipo.
Llegó el Mundial de Sudáfrica, en el que fue semifinalista con la selección uruguaya después de un partido por cuartos de finales contra Ghana que ninguno de los dos equipos olvidará. Iban empatados, en el tiempo suplementario, y Suárez interceptó con la mano una pelota que iba derecho al arco uruguayo, que llevó un penalti fallado por los africanos, salvando así el empate temporal y asegurando luego la victoria de Uruguay en los penales finales. A Suárez le pusieron roja, pero Uruguay triunfó. Fue el héroe.
Del Ajax saltó al Liverpool de Inglaterra que, para el uruguayo, «es la mejor liga del mundo». Ya era una estrella mundial.
Pero su novela tendría otro giro en la trama: poco antes del Mundial de Brasil, en 2014, una dura entrada de un jugador rival le lastimó la rodilla. Debió realizarse una intervención y someterse a un periodo de recuperación que parecía imposible. Sin embargo, contra todos los pronósticos, pudo jugar ese Mundial, donde debutó con dos goles justamente contra la selección inglesa.
Y cuando su historia mundialista volvía a escribirse con letras doradas, otro giro: el partido siguiente con Italia, donde Uruguay selló la clasificación a octavos de final, la mordida al defensor italiano Giorgio Chiellini y la suspensión draconiana de la FIFA de nueve partidos y cuatro meses de inhabilitación. Suspendido y condenado, Inglaterra y su liga se habían vuelto irrespirables para Luis Suárez, donde no le perdonaban su actitud. Así que decidió de común acuerdo cambiar de aires. Y se fue, por un precio de ganga, nada menos que a Barcelona. La ciudad en la que se había reencontrado con su amada de adolescente y a la que siempre había querido llegar.
Y entonces siguió trepando hacia la cima, peldaño tras peldaño, y en España comenzó su época de mayor brillo futbolístico: el FC Barcelona. Tras seis años, decenas de goles y múltiples títulos con los azulgranas, el delantero pasó al Atlético de Madrid, el que sería su último equipo español hasta el momento.
Su palmarés en Europa es impresionante. Ostenta cinco títulos como máximo goleador en clubes europeos, entre ellos dos botas de oro como máximo artillero de todo el continente. Fue cinco veces campeón de la liga de España (cuatro con el Barcelona y una con el Atlético), ganó una Champions League y un Mundial de Clubes, además de 4 Copas del Rey y dos Supercopas de España con el Barça, entre otros títulos.
Las marcas celestes de Luis Suárez
En paralelo, Luis Suárez se convirtió en una figura imprescindible de la selección uruguaya y en su máximo goleador histórico. Debutó en la celeste en las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica, donde convirtió tres goles y fue el principal escudero del Balón de Oro de la competencia, Diego Forlán. Luego ganó la Copa América de 2011, donde fue máximo goleador y mejor jugador del torneo. Posteriormente, el aciago Mundial de Brasil 2014, la suspensión de casi dos años para volver a jugar con su selección —que incluyeron dos Copas Américas sin disputar—, y su retorno triunfal a los Mundiales, con dos goles y un quinto puesto en Rusia 2018.
En En total, Luis Suárez llegará al Mundial de Qatar con 7 goles en Copas del Mundo y 68 en total, que lo convierten en el máximo goleador de la historia de la gloriosa selección uruguaya.
Atlético de Madrid, su último equipo europeo y su redención
Jugar en el Barcelona fue «un sueño hecho realidad» para Suárez y respondió con creces a ese sueño: es el tercer máximo goleador histórico del equipo culé (198 dianas) y formó una delantera de antología junto al argentino Lionel Messi y el brasileño Neymar. Sin embargo, en septiembre de 2020 se acabó el “sueño que tenía desde chico”, según dijo. A sus 33 años, Ronald Koeman, el entrenador recién llegado al banco azulgrana, decidió que era prescindible y el club le rescindió el contrato.
“Te merecías que te despidan como lo que sos: uno de los jugadores más importantes de la historia del club, consiguiendo cosas importantes tanto en lo grupal como individualmente. Y no que te echen como lo hicieron. Pero la verdad que a esta altura ya no me sorprende nada», escribió entonces su amigo Leo Messi, también por entonces enfrentado con la dirigencia del club, del que al año siguiente también se terminó yendo.
Luis Suárez rompe en llanto durante homenaje de despedida
Suárez se fue en medio de lágrimas del equipo culé. Pero España le daría rápidamente la revancha: recaló el Atlético de Madrid, donde el uruguayo fue clave para darle al “Aleti” esa liga de España 2020-21.
Uruguayos de todos los equipos unidos por una pasión
Al año siguiente, en 2022, una declaración del uruguayo cuando ya había quedado libre de su contrato con el Atlético sacudió el fútbol uruguayo.
«Estoy sorprendido porque los dirigentes de Nacional ni siquiera me llamaron para saber mi situación», dijo Luis Suárez al diario El Observador días después de que se terminara su contrato y en medio de especulaciones sobre una posible ida a River argentino.
Inmediatamente una multitud de hinchas del equipo en el que Suárez comenzó su carrera se unió en una campaña en redes bajo el hashtag #SuarezANacional que llegó a ser tendencia mundial. Tuitearon hinchas. Tuitearon políticos oficialistas y opositores. Tuitearon hasta seguidores de otros equipos. Y no faltó la pregunta de “Who is Luis Suárez” entre tuiteros de habla inglesa que no entendían la tendencia.
Eso llevó a los dirigentes “tricolores” a hacer gestiones y a ofrecerle a Suárez un contrato por tres meses, para prepararse en Uruguay camino al Mundial de Qatar. No llegaron a pasar tres semanas y el sueño se volvió realidad: Suárez confirmó que volvía a jugar en su país.
Y volvió a Uruguay, que lo recibió hasta con una caravana de autos y banderas, para mantenerse en juego y para darle poco después a Nacional el título de campeón uruguayo.
Miles de niños y adultos que hasta ahora habían visto a Suárez patear la pelota solo por televisión y con la celeste han tenido la posibilidad de verlo en la cancha, jugando por el mismo equipo que lo vio dar sus primeros pasos y alimentando la ilusión de un Mundial donde la celeste vuelva a ser un orgullo para sus más de tres millones de fieles seguidores.