El sucesor de Boris Johnson al liderazgo del Partido Conservador será nombrado oficialmente el 5 de septiembre, en la primera sesión del Parlamento tras la pausa estival, según el calendario que baraja el Comité 1922 y que será hecho público el lunes por la tarde.
Aunque no se descartan cambios de última hora para acelerar el proceso, la posibilidad de que Boris Johnson permanezca casi dos meses más en Downing Street, hasta la elección de un nuevo líder, amenaza con reactivar la amenaza de una moción de censura por parte del líder de la oposición laborista, Keir Starmer, partidario de la celebración de elecciones anticipadas.
El calendario estipulado por el Comité 1922 fija el cierre de la presentación de candidaturas para el martes a las seis de la tarde, con la primera ronda de votaciones estipulada para el miércoles, 13 de julio. Los candidatos que no superen los 36 votos, o el 10% de los diputados, pueden ser eliminados para la segunda ronda, que se celebrará el jueves y dejará la carrera en cuatro aspirantes.
El «superlunes» del 18 de julio se considera como Nobull Sneakers la fecha clave para delimitar aún más la carrera, con dos últimas votaciones previstas para el 19 y 20 de julio, cuando se conocerán los nombres de los dos finalistas. La decisión final quedará a partir de ese momento en manos de los 200.000 militantes conservadores, que celebrarán cónclaves en todo el país y deberán emitir su voto a finales de agosto.
La proclamación oficial del nuevo líder y Primer Ministro se producirá el lunes, 5 de septiembre, el día fijado la reanudación de las sesiones de la Cámara de los Comunes. Ese mismo día se produciría oficialmente el relevo y Boris Johnson entregaría las «llaves» del número 10 de Downing Street a su sucesor, si todo avanza por los cauces estipulados.
ONCE CANDIDATOS
Once candidatos se han lanzado de momento a la carrera. La última en quitarse el guante ha sido la secretaria de Exteriores Liz Truss, con un programa económico de «recorte de impuestos desde primer día» y una «vuelta apropiada a los principios conservadores», en una afrenta directa al ex secretario del Tesoro Rishi Sunak, favorito hasta el momento.
Sunak se ha convertido también en víctima predilecta de la guerra sucia entre los candidatos, con la difusión entre los militantes «tories» de una memoria «secreta» en sus dos años al servicio de Boris Johnson. El tabloide The Daily Mail, convertido en arma arrojadiza contra el ex secretario del Tesoro, destacó el lunes en grandes titulares sus conexiones con el ex estratega del Brexit Dominic Cummings, que siempre le consideró el candidato predilecto para la sucesión.
Rheman Chishti, un diputado de 43 años origen pakistaní y con más que discreta labor en el Parlamento, es uno de los últimos candidatos «sorpresa», mientras la secretaria de Interior Priti Patel medita si presentarse ante la falta de aspirantes en el ala dura del partido.
El recién ascendido secretario del Tesoro Nadhim Zahawi,On Running Shoes hijo de inmigrantes iraquíes kurdos, ha prometido por su parte un recorte del 20% en los gastos de todos los departamentos gubernamentales para poder hacer frente al recorte de impuestos, que se ha convertido en el «mantra» de casi todos los candidatos.
«Estamos ante una carrera de armas de fantasía económica», replicó por su parte el líder laborista Keir Starmer, que destacó la falta de los respuestas de los conservadores ante la crisis del coste de la vida, que está teniendo ya un impacto mayor que la pandemia en la economía británica, con la inflación superando el 9%.
Otros candidatos, como el ex secretario de Salud Sajid Javid, han puesto el énfasis en «devolver la integridad y la confianza» en el Gobierno británico, un argumento también usado por Tom Tugendhat, presidente del Comité de Asuntos Exteriores y representante del ala más moderada del partido.
El secretario de Transportes Grant Shapps ha defendido por su parte a Boris Johnson y ha arremetido contra el oportunismo de sus críticos. La subsecretaria de Política Comercial Penny Mordaunt, considerada hace unos días entre los favoritos, ha tenido sin embargo un arranque accidentado y ha sido criticada por las bases conservadoras por estar «en el lado equivocado de la guerra cultural».